El año escolar 2024–2025 fue testimonio de un Movimiento Juvenil Huellas dinámico, resiliente y profundamente comprometido con la formación integral de niños, niñas y jóvenes en Venezuela. Con presencia activa en 70 lugares distribuidos en 13 estados del país, Huellas acompañó a 3.183 participantes, guiados por 167 agentes pastorales, en sus procesos de fe, liderazgo y transformación comunitaria.
A nivel pedagógico, en articulación con Fe y Alegría Programa Escuela mediante los itinerarios formativos, contribuimos con la formación en el eje de ciudadanía y valores de 61.712 niños, niñas y adolescentes.
Este año escolar también fue una oportunidad para continuar contribuyendo con la formación, acompañamiento, asesoría y actualización de agentes pastorales en herramientas y buenas prácticas sobre: protección y salvaguarda, cultura del buen trato, implementación de itinerarios de Huellas, dinámicas para agrupaciones juveniles, Ejercicios y Retiros Espirituales, entre otras.
Logrando implicar a 1.155 agentes pastorales, 386 en modalidad online y 769e modalidad presencial, promoviendo comunidades de aprendizajes entre agentes pastorales de centros educativos, parroquias eclesiales y centros comunitarios, desde un espíritu sinodal y trabajo en red que contribuye al fortalecimiento de la pastoral popular juvenil.
Desde las etapas iniciales hasta las comunidades doradas, Huellas consolidó espacios pastorales en instituciones educativas, parroquias eclesiales y centros comunitarios. La articulación institucional y el protagonismo juvenil se hicieron visibles en experiencias transformadoras como los Ejercicios Espirituales en articulación con la Oficina de Juventud y Vocaciones, dirigidos a jóvenes de las etapas Azules, entre 15 y 17 años de Caracas y Miranda, con la participación de 47 jóvenes.
Uno de los momentos más significativos del año fue el Campamento Misión Semana Santa 2025, que reunió a 156 jóvenes y 79 agentes pastorales de siete estados, bajo el lema: “Jóvenes misioneros, signo de esperanza y alegría cristiana”. En paralelo, la Pascua Infantil, liderada por los campistas en diversas sedes, benefició a 243 niños, niñas y adolescentes, fortaleciendo el tejido comunitario desde la acción social. Asimismo, los Ejercicios Espirituales de Huellas Doradas, realizados en El Junquito, ofrecieron a 19 jóvenes un espacio de reencuentro con lo esencial: Dios, su propósito y su vocación, acompañados por el P. Robert Rodríguez, SJ y S. Emmanuel Rodríguez, SJ.
Además, se llevaron a cabo tres foros formativos orientados al fortalecimiento del liderazgo juvenil y la promoción de iniciativas transformadoras en contextos vulnerables, con énfasis en empleabilidad y emprendimiento, donde participaron 132 jóvenes. Dos de estos encuentros se realizaron en Caracas, en alianza con el Centro de Innovación y Emprendimiento de la UCAB, y el tercero en Barquisimeto, gracias a la articulación con el Centro Gumilla.
Cerramos el año con el Campamento Nacional Huellas Verdes, que congregó a 124 jóvenes de diversas regiones del país, promoviendo una espiritualidad ignaciana que inspira esperanza, liderazgo cristiano y compromiso ciudadano.
Los desafíos siguen siendo parte esencial de nuestra misión, y en Huellas los asumimos como oportunidades para descubrir nuevas rutas de acompañamiento. Nos sentimos llamados a colaborar en la misión de Cristo, desde el trabajo en red, la articulación entre territorios y el diálogo entre generaciones. Apostamos por comunidades de aprendizaje donde agentes pastorales, familias y cuidadores se conviertan en referentes positivos.
Nos reconocemos como parte de una Iglesia sinodal que camina junto a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, ayudándolos a encontrar su sentido de vida, discernir y encontrar su lugar en el mundo como ciudadanos globales en espacios confiables, protectores y esperanzadores.
Cada encuentro, cada campamento, cada gesto de servicio nos recuerda que acompañar es más que estar; es creer en el otro, caminar juntos como pueblo de Dios y dejar que el Evangelio transforme nuestras vidas. Así, Huellas se proyecta hacia el 2025–2026 con la certeza de que lo sembrado seguirá dando buenos frutos, en cada rincón del país comprometidos con la transformación de realidades infantiles y juveniles al servicio de la iglesia y el país.
Mgtr. Evelyn Montilla
Coordinadora Nacional de Pedagogía y Pastoral Juvenil