Por: Thielen Monsalve
El Movimiento Juvenil Cristiano Huellas, más que una escuela de huellistas, es una escuela de líderes para el servicio. Cada día reafirmamos que somos una propuesta pastoral juvenil al servicio de la Iglesia Venezolana, capaz de acompañar los procesos evolutivos de adolescentes y jóvenes desde sus realidades concretas. Asumir esta misión renovada y focalizada fue uno de los grandes desafíos del ciclo 2024–2025, y hoy nos proyectamos hacia el nuevo período con mayor claridad y compromiso apostólico.
Durante la implementación de espacios formativos y procesos de acompañamiento, nuestra misión se ha fortalecido. Seguimos contribuyendo activamente a la acción de la Compañía de Jesús en Venezuela, acompañando y potenciando las capacidades de adolescentes y jóvenes, implicando a niños y niñas, para que asuman roles de liderazgo en sus comunidades. Esto se realiza a través del desarrollo de procesos pedagógicos, pastorales y sociocomunitarios en parroquias, instituciones educativas y centros comunitarios, especialmente en contextos vulnerables.
Para el ciclo 2025–2026, los retos del Grupo Juvenil Huellas varían según el contexto de cada zona, pero mantenemos como enfoque nacional el acompañamiento integral de agentes pastorales, adolescentes y jóvenes, implicando también a niños y niñas como parte del proceso. El principal desafío será consolidar las acciones pedagógicas y pastorales mediante la implementación efectiva de los itinerarios formativos en todos los espacios de intervención.
La transformación digital también nos interpela y reta. El avance constante de la tecnología exige que adoptemos herramientas digitales que fortalezcan la evangelización, comunicación, la organización de eventos y la promoción de nuestras actividades. Esto implica estar actualizados, ser creativos y estratégicos, sin perder la esencia del encuentro humano y cristiano.
Otro desafío clave es seguir promoviendo espacios de inclusión y diversidad, donde cada joven se sienta valorado y respetado, independientemente de su origen, creencias o capacidades. Apostamos por ambientes seguros, en clave sinodal, que reflejen el Reino que soñamos.
Finalmente, urge consolidar mecanismos de evaluación y retroalimentación que nos permitan medir el impacto real de nuestros procesos. Esto garantizará que la formación sea sostenible, pertinente y transformadora, fortaleciendo un liderazgo juvenil capaz de incidir en sus comunidades con visión, empatía y compromiso.
El camino trazado se sostiene sobre cuatro pilares: consolidación territorial, formación y liderazgo, articulación institucional y autogestión juvenil. Desde el fortalecimiento de los equipos zonales y voluntarios, garantía de ambientes seguros, confiables, diversos y sinodales, cada acción busca cuidar, acompañar y crear nuevas posibilidades que apunten a un mundo reconciliado, inclusivo y solidario.
El Movimiento Juvenil Huellas avanza con pasión, fe y MAGIS. El reto ahora es sostener lo construido, renovar el ánimo de quienes acompañan y seguir creando espacios donde cada joven descubra su sentido de vida a la luz del evangelio y su lugar en el mundo como ciudadano global.