La localidad de Magdaleno, ubicada en Maracay, alberga una comunidad heterogénea donde los valores orientados al trabajo, la educación y el apoyo entre los miembros que la constituyen son la regla.
El contexto sociopolítico y económico es complejo, con muchas aristas a considerar desde la presencia de los “muchachos” de camisas negras hasta la falta de suministro de agua por tubería, siendo este el séptimo año consecutivo desde que el agua en las tuberías fue una realidad en Magdaleno.
Es así como en medio de tan singular contexto los niños y adolescentes tienen un especial protagonismo, siendo la población más atendida por los voluntarios de Proyecto Javier en su reciente inserción.
Se atendieron aproximadamente 80 niños en edades comprendidas de los 2 a los 16 años en un plazo de 5 días. Se impartieron talleres y actividades según las edades y necesidades de la comunidad.
La dificultad de acceso a la educación y los altos niveles de analfabetismo—entendiendo que solo hay tres escuelas en todo Magdaleno—, la migración forzada a Colombia, enfrentamientos entre fuerzas policiales y “los muchachos” en las llamadas zonas rojas e incluso el derrumbe de casas como consecuencias de las lluvias constituyen solo algunos de las problemáticas que afectan a esta población.
No obstante se cree que la educación y concientización de los mismos puede garantizar un cambio e impacto positivo en la vida de esta joven comunidad, es por esto que el abordaje estuvo concentrado en Talleres: proyecto de vida, liderazgo, bullying y cultura de paz fueron los temas abordados con los adolescentes de la comunidad.
Asimismo se impartieron comunicación asertiva, resolución de conflictos y liderazgo comunitario a adultos, en su mayoría mujeres. Esto debido a que las mujeres en esta comunidad tienen un papel importante en este ámbito, pues se caracterizan por tener familias grandes, por lo que deben ser grandes líderes.
La recreación, la pintura y la música fueron solo algunos de los recursos utilizados con infantes. Dar esparcimiento y alegría para ellos era el objetivo fundamental.
La alianza con la Asociación civil Huellas y uno de sus programas más reconocidos Casa de los Muchachos fue el vehículo indispensable para llevar a cabo estos procesos. Esta casa es conocida como “la escuelita” o “la casa amarilla” que suele albergar actividades pastorales, acompañamiento psicológico y pedagógico; pero sobre todo es un sitio seguro para esta comunidad.
La comunidad ve en este recinto una verdadera casa y un ejemplo a seguir en los maestros que allí trabajan.
Priscila Key – Juventud y Vocaciones
Tomado de: https://www.jesuitasvenezuela.com/la-escuelita-amarilla-que-cambia-vidas/
