Seguir las huellas del Primer Caminante, Jesús de Nazaret, es el pilar fundamental de la Asociación Civil Huellas, en la que el carisma ignaciano lleva al joven a una experiencia profunda de contemplación en la acción y a la búsqueda de la voluntad de Dios, experiencia en la que el joven desarrolla una conciencia y un modo de proceder que busca, ante todo, un liderazgo basado en el ejemplo de Jesús, llevándolo a trabajar por la construcción de una sociedad más justa y más humana.
En esta bonita obra que inició hace 32 años y que cuenta con siete zonas a nivel nacional (Caracas – Centro, Guayana, Oriente, Lara – Llanos, Zulia, Eje Fronterizo y Andes) las cuales en cada uno de sus contextos y realidades actuales busca “el bien más universal y duradero, la mayor necesidad o urgencia y el mayor fruto”. La Zona Andes ha entendido que la dinámica juvenil se ha visto abrazada por las exigencias actuales de quienes están en esta puesta servicial y sincera.
Desde los pequeños detalles (Jornada Mundial de los Pobres, las palabras no bastan), cada gesto ha servido para hacerle ver en el rostro del necesitado al Dios vivo, ese que siente, padece, sueña y cree en el otro desinteresado. Las huellas en esta zona del país están basadas en la peculiaridad de su gente, sus costumbres y tradiciones, aunadas al impacto de cada espacio que brinda el Movimiento en sus comunidades, hogares y colegios de Fe y Alegría.
Hablar desde el impacto de un movimiento que camina descalzo, es un motivo para agradecer que se mantengan encendidas las llamas de la vida que el mismo Dios de Jesús nos manda a vivir y un ejemplo de ello, es nuestras estadísticas iniciales en este año escolar 2021-2022, con un total de 1076 Huellistas.
La cuarentena nos dio muchas metas fugaces para mirar la adversidad con ojos de oportunidades. Cada joven que ha participado en los espacios que Huellas ofrece, se va agradecido, recibido, comprendido y comprometido a seguir encontrando a Jesús en eso que vive, siente y hace.
Desde los Ejercicios Espirituales (EE EE) el joven vive y goza la presencia del espíritu desde su plenitud. Conectar con ese ser que habita en cada uno de ellos es clave para hacer de la experiencia más íntima de la vida ignaciana un escenario para discernir en eso que le reta a amar y servir.
En cada uno de los Lugares Huellas que conforman la zona, los jóvenes han experimentado en sus Asesores, Guías y Acompañante, la presencia de un Jesús amigo – joven que vive y camina con ellos por sus calles. Desde la coordinación zonal seguimos apostando y soñando con hechos de justicia, humanidad y compromiso social, características esenciales para trabajar con vocación y compromiso desde la realidad actual que nos invita a transformar los corazones nobles que se ilusionan y sirven desde y para la verdad.
Sigamos construyendo un futuro esperanzador.
Prof. Ana María Méndez Suárez, Coordinadora de la Zona Andes- Movimiento Juvenil Huellas