Laura: «Así conecta Huellas con mi proyecto de vida»

Hace cinco años, Huellas llegó a mi vida en un momento decisivo. Me invitaron a un encuentro de voluntarios y, sin imaginarlo, hice “clic” con una comunidad que desde entonces se convirtió en parte esencial de mi caminar. Aquel espacio encendió en mí el deseo de ser esperanza viva en cada lugar donde el Movimiento hace presencia. Poco a poco, fui sumándome con entusiasmo: primero en comisiones virtuales durante la pandemia, luego de forma presencial, y fue allí donde descubrí algo irrepetible—el brillo en cada sonrisa, la calidez de cada abrazo, la presencia de un Jesús cercano, humano, verdadero, en cada joven y adulto que transita esta misión.

En estos últimos meses, he sentido que Huellas conecta profundamente con mi vida desde el servicio apostólico. Acompañar los “Pasitos de Fe” cada viernes me permite generar espacios donde los niños, niñas y adolescentes descubren el rostro cercano de Jesús. Cada encuentro es más que una actividad: es una experiencia que transforma, que toca el alma.

Pero Huellas va más allá. Conecta con mi proyecto de vida en múltiples dimensiones. Con mi espiritualidad ignaciana y los valores cristianos que cultivo desde niña. Con mi formación como administradora, porque aprendí que liderar no es solo organizar, sino inspirar. Es sembrar confianza en los que vienen detrás, mostrarles que sí es posible servir con alegría, y que el amor al prójimo puede mover el mundo.

Hoy reconozco que Huellas es un regalo. Agradezco al Primer Caminante, quien guía cada paso, cada decisión, cada encuentro, y me impulsa a seguir andando por estos caminos de Dios. No camino sola: me acompaña una comunidad que anima, sostiene y hace más ligero el trayecto.

Gracias, Señor, por regalarme la oportunidad de amar y servir a través del Movimiento Juvenil Cristiano Huellas, que ha dejado una huella indeleble en mi corazón.

Laura Solano Huellas Doradas III – Zona Occidente