TESTIMONIO DEL P. MANUEL ARISTORENA, S.J.
Director General de Fe y Alegría
En el proceso dinámico de Fe y Alegría, Huellas fortalece un liderazgo juvenil comprometido con la transformación de la realidad social. Además, el Movimiento crea y dirige procesos vocacionales proyectados a la realidad de Venezuela y, sobre todo, complementa la formación de la espiritualidad ignaciana permeada de valores socio-religiosos orientados al servicio de los más necesitados. Por eso, Manuel anima a la familia Huellas a seguir apostando por la juventud de nuestro país, a seguir sembrando e invirtiendo tiempo y recursos, porque tendrán como cosecha ser parte importante e irrepetible de la historia de vida de todos los jóvenes que pasen por allí.
VAMOS SIGUIENDO UN CAMINO Huellas le ha aportado a los docentes una nueva manera de formar a los estudiantes, de creer en ellos y de contar con sus dones y creatividad. Es una nueva forma de trabajar, no para los estudiantes sino junto a ellos, donde todos van diseñando, avanzando y sacando adelante las actividades. A los estudiantes, les ofrece una nueva forma de ver la vida, de relacionarse entre ellos y con los demás, de verse implicados junto a otros, de saber integrarse y verse más allá de su inmediatez con una nueva dimensión de su identidad al salir y sentirse parte de un estado, región y país.
HUELLAS ES FE Y ALEGRÍA Tener la propuesta de Huellas lo valoro como una alternativa enriquecedora que permite una experiencia fraterna de ser comunidad de vida, donde se hacen amigos y hermanos, y además desarrollan un liderazgo juvenil desde las diversas actividades de servicio y autogestión que realizan dentro de los centros educativos y en la comunidad. Valoro la iniciativa de tener espacios para discernir sobre la realidad social con el fin de transformarla a través del Evangelio. Esto es una estrategia pedagógica y evangelizadora concreta e importante para la formación de la persona teniendo protagonismo en el refuerzo de la parte espiritual.
NO SERÁ DURO EL VIAJE Fe y Alegría espera de Huellas una formación profunda y una práctica eficiente, que los estudiantes descubran una nueva y mejor relación con Jesús, de manera que se hagan cristianos por convicción y no por imitación o por salir del paso, que desde Huellas cultiven y sostengan ese ardor en el corazón por el Dios de Jesús, que les dure sus años de vida y, sobre todo, en esa etapa de desconciertos juveniles que tanto lo necesitan. Además, que sigan acompañando y formando a los jóvenes desde su compromiso social como medio para la transformación personal y comunitaria. Diría también que no se pierda el horizonte de laborar con los jóvenes y sus familias, de mirar la realidad y, desde ella, ajustar los eventos, priorizar y jerarquizar. Creo que es fundamental la revisión de acciones, de modo que la rutina o tradición no se imponga y se pierda de vista lo coyuntural de esta etapa histórica y sus nuevas exigencias. Es una invitación a poner en juego la creatividad y arriesgarse en otras maneras de hacer las cosas y de creer en los estudiantes.
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